martes, 29 de junio de 2010
TE AMO VICTORIA ANALIA, ERES EL AMOR DE MI VIDA
'' V Y M ''
Mujer perfecta,
Puedes ser alcanzada por el aire que rebasa la tensión de los músculos;
Y puede ser descifrada tu percepción de estrellas y de plumas,
Y de odaliscas que ya no mueren en las sombras,
Si se borran los histrionismos del rostro.
Tu cuerpo es como el caer de los pétalos,
Que en su recorrido y silencio se aquietan en su imagen,
Para volverla más cierta,
Y encierra sus finales y preludios,
En ese triangulo de piel que dentro de sí misma deja de ser imagen,
¿Qué es ahí que hasta el azul en luz se refracta y la voz se rinde?
Es el foco de tu desnudez,
El umbral de tu silencio.
POEMA: PORCELANA
por:miguel angel luna mireles.
Busque la mirada profunda,
En piel de porcelana,
Pintada en tonos de inocencia,
Y colores calmos.
En ella encontré,
La magia de los cabellos,
Impregnándolos de mi voz,
Que recito su nombre;
Ese nombre de vez primera,
Hallado en solitario,
Como un susurro despierto,
Por el conjuro de las bocas;
En cuyos labios de miel,
Se anida la colmena;
Como un enjambre
de besos ámbar,
Custodiados entre latidos.
Y es dichosa la palabra,
Pronunciada por su lengua;
Cuanta dulzura recorrida,
Antes de acariciar el viento;
Tersa la noche,
Que perfumo su aliento;
Recios los cuerpos,
Que contuvieron el instante;
Como un caudal de rio
Sobre la nada,
Que tras los impulsos,
Deja escuchar el silencio,
En un rincón de luz,
Y diamantes de agua;
Atesorados por la mirada,
Que, como pluma serena,
Describe lo indecible.
MIGUEL ANGEL
POEMA: SECRETOS
por:miguel angel luna mireles.
Bajo el sol del amanecer,
Te veo encumbrada,
Mujer de susurros,
En el ornamento
De una flor de guirnaldas;
Resguardada en mí pecho ciervo,
Entre el halo de frescura;
Dominio de mis latidos;
Que como piedras de mar se pierden,
En la ola matutina de tu vientre.
Y en el tacto del quebranto,
El pregonar de tu ansia muere
En el refugio de mis labios.
En estos labios que acarician
Tu voz de espíritu,
Reencontrándose en el aliento;
Racimo de brillos,
Apaciguando mi rostro,
Recitante de lo secreto.
Y bajo el hilo del sol,
La onda que camina,
Despide en adioses
La tristeza;
Recorriendo tus muslos de arcoíris,
En donde el resplandor
De tesoros, enriquece
La miseria de los suspiros;
Y en una breve aleación de suspensos,
El eco del silencio de alarga,
Como un silencio de velas,
Donde la cera se cristaliza.
MIGUEL ANGEL
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